martes, 7 de junio de 2016

¿Cómo dar clase a quien no quiere?

Cuando surgen problemas de atención o disciplina en el aula, al igual que en otras situaciones a las que una persona se enfrenta en momentos determinados, lo que más importa es la actitud que uno toma ante ello. Así, la actitud de un profesor debe basarse en la proactividad , la internalidad y la simplicidad, al fin y al cabo, se deben buscar soluciones adelantándose a las quejas, e intentar poner en práctica las acciones más sencillas de entre las opciones que se ocurran.
 
Ante una situación problema, lo primero que hay que hacer es explorar la situación desde diferentes perspectivas y realizar un diagnóstico de la realidad que uno pretende transformar, ya que, hasta que no se ubique y concretice el problema no se podrá tratar y resolver con mayor o menor acierto.
 
Sin embargo, a pesar de las mejores intenciones, el profesor debe tener en cuenta que, dentro del aula, las posibilidades de intervención sobre los problemas que se pretenden gestionar, se limitan dentro de un rango de incertidumbre, y que siempre, y digo "siempre" aunque sea "la mayoría de las veces", se va a encontrar con alumnos que respondan positiva y negativamente independiente de la eficacia de  la intervención del profesor.
 
En contra del azar, el manejo del aula resulta imprescindible. La simple presencia del profesor en el aula modifica la situación, y este hecho representa el principio de la intervención en el sistema-aula. Esta intervención supone el manejo de variables, a parte de las académicas, que se modifican intencionadamente o no. De esta manera, para bien o para mal, se puede mejorar el nivel de atención en el aula y crear un clima adecuado para el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
 
Estas variables mencionadas, se agrupan en diferentes ámbitos de actuación:
 
- Interpersonal: socialmente, en el aula nunca va a darse una convivencia ideal, siempre puede ser mejorable, y el profesor debe tratar de alcanzar el máximo posible.
 
- Intrapersonal: si existen problemas de autocontrol, autoestima, automotivación, etc., es importante la detección precoz, puesto que por sí mismos suponen un hándicap tanto para el alumno como para el conjunto del grupo de la clase.
 
- Motivacional: en todo momento resulta imprescindible mantener la implicación de loas alumnos, ya sea a lo largo del tiempo como en el grado de interés, puesto que la motivación supone el punto de partida para cualquier desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Para conseguirlo, es importante que el profesor conozca los intereses individuales de los alumnos para facilitar la estimulación y conseguir los objetivos que se proponen.
 
- Concentración y atención: es recomendable que la actividad de los alumnos permita mantener un ritmo y sea lo suficientemente estimulante como para captar su atención y sus ganas de participar activamente en el aula.
 
- Rendimiento y resultados: el profesor también puede manipular estas variables, dirigiendo el aprendizaje hacia la consecución y logro de los objetivos propuestos a nivel académico.